sábado, 24 de septiembre de 2011

Tranquilidad

 Fui enmudeciendo mi alma,
callando miradas, 
quemando el tacto,
y desterrando sentimientos.

Bajo una nube humeante,
que nace de mis labios,
fui inundando mi entorno con locura,
y un fuego azul que fui aprendiendo con el tiempo...

Pero aún así, falta algo...
Aún deseo ese beso final,
el beso mortal que calme por completo mi ansiedad,
ese gesto honrado, que despierta a un humano inmundo...

Se que ni la compañía divina,
ni la completa soledad,
podrán llenar un vacio dejado por mi humor,
el que se rie de la lluvia y admira lo volátil de la vida.
Estoy aquí, semi invisible,
sentado en la cuneta de mi paraiso,
viendo correr a hombres sin un rumbo,
viendo avanzar el tiempo esclavizado por su eternidad.


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