Las cuerdas de mi guitarra han vuelto a reír,
y las sonrisas vuelven a sonar en mi cabeza.
Mi sencilla realidad,
mi cuerpo inerte.
La suerte del trébol de cuatro hojas,
la posada encontrada en tu pecho,
el cáliz de vida descubierto en tus besos,
y el algodón de tus manos acurrucandome.
La marea sube al cielo,
mientras el frío invierno llega al puerto,
y nuestra salamandra corpórea nos arropa,
mientras tanto nos quedamos sin ropa.
Tu, quien me ha devuelto mis ojos sinceros,
la simpleza de un gato romano,
el brillo del sol en verano...
Eres el sabor de mi azúcar morena...
F.O <3
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